En el contexto del proyecto NEXER en alianza con la Universidad de Antofagasta se presentan los resultados del presente proyecto. El trabajo titulado: «Exploring perceptions of extreme environments and extremophiles in Chilean schoolchildren: an ethnographic study», busca dar cuenta de las representaciones que tienen escolares que viven en zonas extremas del país sobre microorganismos específicos.
Chile es único debido a su entorno extremo diverso, que va desde los climas áridos en el norte hasta los climas polares en la Patagonia. Los microorganismos que viven en estos entornos se llaman extremófilos, y estos hábitats experimentan intensos cambios en el ecosistema debido al calentamiento climático. La mayoría de los estudios de los extremófilos se han centrado en su potencial biotecnológico; sin embargo, ningún estudio ha examinado cómo los estudiantes describen a los extremófilos. Por lo tanto, estábamos interesados en responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo describen los escolares que viven en entornos extremos sus entornos y extremófilos? Realizamos un estudio etnográfico y analizamos los resultados de 347 dibujos representativos de participantes de 12 a 16 años de tres escuelas ubicadas en los entornos extremos de Chile, San Pedro de Atacama (hiperárido, 2.400 m), Lonquimay (bosque, 925 m) y Punta Arenas (subantártico, 34 m). El enfoque de representación social se utilizó para recopilar datos, y se utilizaron redes sistémicas para organizar y sistematizar los dibujos. El estudio encontró que, a pesar de las diferencias entre los entornos extremos, ciertos elementos naturales, como los árboles y el sol, están constantemente representados por los escolares. El análisis reveló que las categorías urbana y rural eran las dos categorías principales identificadas. Las principales redes sistémicas fueron el sol rural (21,1%) para las áreas hiperáridas, los árboles urbanos (14,1%) para las áreas forestales y los muebles urbanos (23,4%) para las áreas subantárticas. Cuando se analizaron los resultados por sexo, encontramos una diferencia estadísticamente significativa para la categoría rural en el séptimo grado, donde las niñas mencionaron ser más rurales que los niños. Los estudiantes que vivían en áreas hiperáridas representaban dibujos extremófilos más altos, con 57 extremófilos frente a 20 y 39 para los estudiantes que viven en áreas subantárticas y forestales, respectivamente. Las bacterias eran extremófilos que estaban más representados. Los resultados proporcionan evidencia de que las variables naturales y las características semánticas que permiten que un entorno sea categorizado como extremo no son representadas por los niños cuando están enfocados e inspirados en el entorno en el que viven, lo que sugiere que los procesos de alfabetización escolar afectan las representaciones de su entorno porque replican los libros de texto escolares y no necesariamente su entorno
Acceso al artículo: https://www.frontiersin.org/journals/public-health/articles/10.3389/fpubh.2024.1221731/full